Bribri
Hoy en día encontramos 3 zonas indígenas, tanto en la costa atlántica como en el pacífico. El gobierno ha creado 24 reservas, con diferentes comunidades, tanto por su cultura como por su legua. Los indígenas viven allí como han vivido a través de los siglos, en pequeños grupos dispersos, viviendo de la caza y la agricultura, sanándose con plantas medicinales, y trabajando la alfarería, el oro y el jade. Son tribus indígenas que descienden de los mayas y grupos indígenas de la Amazonía. Censados por primera vez en el año 2000, representan el 1,7% de la población del país, es decir, unas 63.876 personas identificadas como indígenas.
Debido a su aislamiento en la selva costarricense de difícil acceso, el proceso de mestizaje es muy escaso, por lo que mantienen su autenticidad. En la región de Talamanca, que en lengua bribri significa “lugar de sangre”, posiblemente debido a la masacre de tortugas en la costa caribeña, varias tribus viven aun alejadas de la civilización, en lo profundo de la montaña.
Las tribus bribris generalmente ocupan las tierras bajas de la cordillera de Talamanca, del lado del Caribe, mientras que las tribus Cabécares prefieren vivir más alejados, en las partes altas de la cordillera. Numerosos estudios consideran a los bribris y los cabécares como miembros de una misma etnia. Los Cabécares, aislados en las montañas, reciben menos influencia de la civilización y el progreso que los bribris y mantienen un complejo sistema familiar formado por clanes.
Estas dos tribus tienen la particularidad de ser uno de los pocos grupos indígenas de América Central que ha mantenido intactos sus mitos religiosos, transmitidos de generación en generación a través de las historias contadas por los ancianos. Los cambios culturales y sociales que han hecho de Costa Rica el país más rico de América Central no han influido en nada en sus creencias en un Dios supremo y creador del universo: Sibö.
Es en la casa de Sibö que se encuentra el universo. Su techo está lleno de pequeños agujeros a través de los cuales pasa la luz del día; así se forman las constelaciones. Las casas tradicionales de los indígenas de la región de Talamanca están construidas a imagen de la casa de Sibö, redonda y alta. Al llegar la noche, el sol cae de la tierra para ir al otro lado del techo del creador y proporcionar la luz a las estrellas. Esta cosmovisión, elaborada mucho antes de Copérnico, es uno de los raros casos que evoca un sistema de rotación planetaria.
Pese a algunos avances, los indígenas de Costa Rica aún tienen un largo camino por recorrer para ser reconocidos y respetados en sus propias tierras. Durante una representación teatral del grupo “metamorfosis” en el festival nacional de las Artes, el viejo Timoteo, vestido con un traje tradicional, exclamaba en Bribri, mientras era traducido por un joven de la tribu: “ya es tiempo para nosotros, indígenas, de cerrar los puños todos juntos y no hablar más que una sola lengua, aquella que dice: “no maltraten más a los indígenas. No maltraten más sus bosques y su tierra.””
Trabajo de investigación de
Gaëlle Sévenier
Gaëlle Sévenier